¿Cual es la solucion?

Cuando no hay tiempo para una disculpa, cuando no hay espacio para resolverlo.

¿Cuál es la solución?
Simplemente podemos dejar a que se pase, a que los sentimientos se apacigüen y que la rutina haga su magia para que todo vuelva a la normalidad.

Nos distraemos en lo que hay que hacer, en la cotidianidad y cuando menos lo imaginas estas bailando al son de la mediocridad.

La melodía del conformismo.

Nos repetimos que no hay nada mal, todo está transcurriendo con normalidad, no hay ninguna acción que tomar a algún problema inexistente.

Sin embargo tenemos un mal sabor de boca.

Queremos más.

Parece no ser suficiente pero tememos aspirar algo inalcanzable, algo que existe solo en las películas y al inicio de las relaciones.

A estas alturas los abrazos, los besos, las caricias se reducen a momentos específicos y casi exclusivamente parte de una reconciliación.

Quizás nuestra libido siga alta pero todo ese mínimo resentimiento acumulado no permite acercarse, dar la iniciativa.

¿Cuál es la solución?
Nos ponemos creativos, porque queremos sentirnos bien.

Sentirnos deseados ya es un valor, fantaseamos con ser sexys para alguien que lo aprecie.

Pero el remordimiento nos consume de inmediato por la sola idea de hacerlo.

Con cada acontecimiento negativo nos revive ese pensamiento.

Pero no! Maldito remordimiento, pensamos en que seriamos incapaces de hacer algo así y tirarnos una relación estable y de años por una calentura.

Pero que rico seria….

No! Fuera pensamiento cochino.

y seguimos con nuestra miserable vida.

Miserable.

Así nos sentimos, aunque incapaces de pronunciar la palabra.

Es algo muy fuerte y debemos ser agradecido de la vida que tenemos.

Tenemos techo, comida, una linda familia que nos quiere.

Y sí, estamos seguros que nos quiere, así como nosotros lo queremos.

Pero no somos felices.

¿Cuál es la solución?
Como buenos supervivientes pensamos en huir.

Empezar de nuevo, tener la posibilidad de algo más, de enamorarnos de nuevo.

Pero la logística de vida sería complicada, los hijos son felices.

De otro modo hay mucha colaboración que no habría, sin contar la posibilidad de que la otra parte sea hostil ante la situación.

Y además lo queremos y muchísimo.

¿Lo extrañaríamos demasiado? ¿Nos deprimiríamos más o ya estamos suficientemente deprimidos?
Eso de no saber si huyendo estaríamos mejor o peor, nos hace desear una excusa.

Algo que nos haga tomar la decisión, algo en lo que podamos aferrarnos por si dudamos.

Subimos el tono de la temporada y empezamos a discutir por todo y es tan tonto que no hay tiempo para discutir, no hay espacio para resolverlo