Mediación empresarial: celeridad, economía y satisfacción

La mediación empresarial es un tema cada vez más común en el mundo corporativo.

Al lado del arbitraje, ella forma parte del conjunto de soluciones de litigio que está en franca ascensión, por ser basado en el consenso, siendo más rápido y económico.

También en ese cuadro las famosas audiencias de conciliación.

Los emprendedores de pequeñas y medianas empresas acaban asumiendo diversas funciones en los negocios, y - incluso sin conocimiento jurídico - participar en audiencias es una de ellas.
Pensando en ello, elaboramos este pequeño texto, para orientar a usted, emprendedor, que tiene dudas sobre este asunto que involucra celeridad, economía y satisfacción.

¡Compruebe, entonces, cómo prepararse para audiencias de conciliación, mediación y arbitraje!

Audiencia de conciliación: cómo funciona
La audiencia de conciliación es la primera audiencia celebrada en un proceso judicial.

Antes de presentar su defensa al juez, el reo es convocado para comparecer a la conciliación.

La finalidad de esta audiencia es precisamente animar a las partes a llegar al acuerdo.

Ella es conducida por el "conciliador", profesional designado por el juez para facilitar la negociación, pudiendo incluso sugerir soluciones para el conflicto.

Para esta audiencia, las partes deben ser representadas por un abogado.

Si la disputa es sólo patrimonial (alquiler, indemnización, etc.), es mejor identificar algún valor aceptable para renunciar, si usted es el autor; o pensar en un valor para hacer propuestas.

De cualquier forma, es importante definir, previamente, junto al sector jurídico ya la administración, algún margen de negociación, para discusión en la audiencia.

Recuerde: hacer un acuerdo no quiere decir que usted está bien ni equivocado, pero sólo que no quiere afrontar años de disputa, gastos, desgaste, etc.

Al final, es necesario tener en cuenta que la tramitación del proceso puede ser larga, si no hay autocomposición.

Audiencia de mediación: ¿cómo funciona?
La mediación puede ser tanto judicial como extrajudicial.

La judicial es muy parecida a la audiencia de conciliación, al igual que al inicio del proceso.

Una diferencia es que esta audiencia es conducida por el mediador.

La mediación es adecuada cuando se trata de relación de continuidad, es decir, cuando las partes ya tienen vínculo anterior al litigio (como en el caso de conflictos societarios).

Por eso, el mediador tiene un papel secundario: su función es aproximar a las partes, ayudándolas a comprender el conflicto, identificando su relación, de modo que ellas mismas lleguen a la solución.

A diferencia del conciliador, el mediador no puede proponer soluciones; sólo facilita la comunicación entre los involucrados.

La mediación extrajudicial se produce cuando, en el contrato, las partes prevean que un eventual conflicto podrá ser así solucionado.

El objetivo es que se llegue a la solución consensuada, intermediada por algún profesional de la confianza de ambos.

Y, como la idea es el acuerdo, todos deben estar dispuestos a ceder y, por lo tanto, deben tener siempre un margen de soluciones para el caso.

Audiencia de arbitraje: ¿cómo funciona?
A diferencia de la mediación, en el arbitraje la decisión no es tomada por las partes, sino por un tercero: el árbitro.

La elección por el arbitraje, sin embargo, debe ser previamente acordada.

Por eso es una forma de solución también consensuada.

Pero atención: una vez aceptada esa modalidad, las partes quedarán obligatoriamente sometidas al arbitraje.

En la audiencia con el árbitro, los involucrados tendrán oportunidad de dar testimonio, oír testigos, solicitar pericia o la producción de otra prueba que juzguen necesaria.

Después de cosechadas las pruebas, el juicio arbitral profesa su decisión, que tiene la misma fuerza de la sentencia judicial, es decir, debe ser cumplida.

Por eso, aunque la representación por abogado no es obligatoria, lo ideal es que el interesado sea asistido por un profesional, a fin de aumentar sus posibilidades de salir victorioso.

Es importante resaltar que el procedimiento arbitral es mucho más rápido y, por lo tanto, más económico para las empresas.

De todos modos, es fundamental contar con asesoramiento jurídico para que errores no se cometan y aumentar las posibilidades de éxito en la administración de sus litigios.