a donde van las almas de los suicidas?

Al final del abismo yacerá mi alma, si acaso seguiré siendo yo, a veces me pregunto si ese dios que es amor entiende que simplemente haría un favor en desparecer a toda su creación superior, de dejar de juzgar al bien y al mal y permitir que el abismo del vacío y no el de la muerte sane todo.

Mi problema y mi bendición, mi cerebro me matará, mi hipersensibilidad, mi tendencia a la muerte y mi mente objetiva me apagarán, pero, aun así, y bajo toda sorpresa, sin ellos mi vida hubiera sido mísera, la única diferencia es que me hubiera inventado mil cosas subjetivas para seguir viviendo, o si acaso no lo hubiera notado.

Ni la soledad, ni la incomprensión, ni los malos recuerdos me matan, ni el dolor como todos los psicólogos dirían, sino la incomodidad, la voluntad, el conocimiento de la futilidad de la vida en ciertas condiciones que no se pueden cambiar con terapia.