Coquetear es mejor en bicicleta

Una sonrisa con un extraño es solo uno de los muchos beneficios para la salud del ciclismo.

Para los que les gusta manejar bicicleta, saben como aprovechar una linda mañana soleada, tomar la bicicleta y salir a sentir el aire fresco en la cara.

No lo puedes negar, todos los que manejamos bicicleta lo hacemos: cuando llegamos a una señal de ALTO, si tenemos la oportunidad de conocer una mujer que tenemos a lado, le esbozamos una sonrisa; hacemos cualquier tipo de broma a la que tenemos junto a nosotros; la conversación tiene un corte "accidental".

Seamos sinceros.

A pesar de todas las cualidades entrañables y a menudo celebradas del ciclismo (los beneficios para la salud y el medio ambiente, los factores fáciles de usar y la frescura), el hecho de que el ciclismo es el vehículo ideal para el coqueteo con mujeres es, con mucho, uno de sus aspectos más groseros atributos ignorados y no reconocidos.

Se trata de las endorfinas
Varios estudios a lo largo de los años han producido estadísticas que identifican a los ciclistas como los más felices de todos los viajeros.

Después de años de riguroso trabajo de campo estudiando el fenómeno del flirteo de la bicicleta de primera mano, no es una coincidencia: muchas de las cualidades que dan a los ciclistas el viaje más alegre son las mismas que mantienen el ciclismo en el índice de flirteo de modo compartido.

Para empezar, están las endorfinas.

Todos sabemos que el ciclismo, como correr u otras formas de ejercicio, libera endorfinas en nuestros cuerpos que, bueno, nos hacen sentir bien.

Nos relajan y nos ponen de mejor humor.

No sé sobre ti, pero no hablo mucho, y mucho menos coqueteo, cuando estoy de mal humor.

La ciencia puede decirnos que el ciclismo nos pone de buen humor, pero no necesito que la ciencia me diga que cuanto mejor sea mi estado de ánimo, más probabilidades tengo de ligar con mujeres.

Entonces, en cierto modo, se podría decir que la biología simple por sí sola predispone a los ciclistas a una actividad pro-social y coqueta.

Pero hay más que productos químicos.

Junto con una gran cantidad de oportunidades de interacción, viene un elemento de control sobre esas interacciones que otros modos de viaje no ofrecen.

La flexibilidad de la bicicleta le da a los ciclistas una sensación de libertad.

Creo que ese sentido se transfiere a nuestras interacciones con otras personas.

Es posible que puedas entablar una conversación mientras caminas o viajas en transporte público, pero la naturaleza de esos modos lo convierte en un movimiento más arriesgado: si la interacción no es bienvenida o no va bien, no hay una salida elegante y sutil como el ciclismo proporciona.