Vidente Isabel Moreno teléfono opiniones

Buenas, me llamo Amelia Ledesma, tengo 52 años y estoy atravesando una etapa muy mala, tengo problemas de salud bastante graves y mi situación familiar no es que sea mucho mejor.

Sé que una vidente no es un médico, pero llamé a Isabel Moreno con la esperanza de que me ayudara un poco a lidiar con todo esto y a mejorar mis relaciones familiares ahora que no se cuanto pueden durar.

He colgado más descolocada y confundida que al principio, no me ha ofrecido ninguna solución y ni siquiera una respuesta competente.

Estoy muy enfadada con la consulta, ha intentado manipularme para que me mantuviera en la llamada y sin darme respuestas, hacerme creer que ella podría ayudarme si la volvía a llamar.

Muy fuerte me parece que una vidente haga eso con alguien en mi situación.

Es de tener muy poca vergüenza.

Hola Amelia, solo quería comentarte a ti ya cualquier persona que lea esto.

Esta persona, como la mayoría que salen en canales de videncia y demás, son unos farsantes, unos vampiros, quieren sacarte solo el dinero, le importas tu poco o nada.

Un amigo mío trabajo en uno de estos canales, y muchas llamadas son falsas, te hacen esperar media hora como mínimo para luego colgarte.

Respecto a esta "vidente" por llamarle de alguna forma, es mentira, una persona no puede ver a un familiar o un ser de luz así por las buenas como hacen, está todo amañado, así no funciona eso, esta gente Isabel Moreno o la tal Maribel Cecilio que de repente es médium así por las buenas, ya saben datos de ti y con eso van jugando, haz la prueba pregunta por la persona que te acompaña y dile que te diga como se llama, veras como nadie te lo dice, dicen generalidades y punto, no lo digo yo, lo dice muchísima gente, videntes autenticas y autenticos.

Un ser de luz no aparece así de repente como hacen creer ellos, ten en cuenta que la mayoría de las llamadas están pactadas.

Y eso de que están en directo es mentira, muchos son programas repetidos.

Gracias por la atención y no vuelvas a llamar a estos sinvergüenzas, la mayoría no saben ni echar las cartas.